Las morenas (Muraenidae) son conocidas por su distintiva doble mandíbula y la forma en que la utilizan para alimentarse y atrapar a sus presas. Esta característica anatómica les permite llevar a cabo un mecanismo de alimentación especializado.
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La doble mandíbula de las morenas se compone de dos partes principales: una mandíbula fija en la parte frontal y una segunda mandíbula móvil en la parte trasera de la boca. Esta estructura les proporciona una ventaja significativa al cazar y comer presas de diferentes tamaños y consistencias.
Cuando una morena se prepara para atrapar una presa, primero extiende su mandíbula frontal para agarrar y sujetar la presa, usando dientes afilados y curvos. A medida que la presa es capturada, la mandíbula frontal se mantiene en su lugar para evitar que escape.
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Luego, la mandíbula trasera, que es móvil y ubicada en la parte posterior de la boca, se desplaza hacia adelante de manera rápida y contundente. Esta acción permite que la mandíbula trasera agarre y empuje la presa hacia la garganta de la morena para ser tragada.
Este mecanismo de alimentación único de las morenas les permite cazar una variedad de presas, desde peces más pequeños hasta crustáceos y otros animales marinos.